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domingo, 8 de diciembre de 2013

Kim Basinger cumple 60 años

Kim Basinger
Kim Basinger  cumple 60 años y sigue estando espléndida. Su papel en Nueve semanas y media la catapultó al éxito, a las retinas de todos los hombres y mujeres y la convirtió en un icono erótico. 

Y es que para ser mito con todas las de la ley, hay que hacerse mayor. Es un privilegio y una conquista que da derecho a mirar atrás y que Kim Basinger se ha ganado a pulso. Empezó como chica Bond, del tipo que son jóvenes, espectaculares y que se hacen famosas con la misma facilidad con la que se las olvida. No digas nunca jamás (1983), junto Sean Connery. La rubia estadounidense de boca sensual no sólo alegraba la vista, sino que sabía actuar. En su siguiente película The Natural, con Robert Redford, Basinger estuvo nominada a los Golden Globes. Y antes de que 1989 participara en Batman su nombre  ya era leyenda de la gran pantalla, por monumento erótico de los 80 y por haberse hecho con el respeto de la profesión tras una actuación gloriosa en L.A. Confidential, posiblemente la mejor película de su carrera. 

Ese fue su último papel de femme fatale. Si bien es cierto que siguió dando vida a mujeres atractivas, de repente paso en la gran pantalla a interpretar a madres, como la del rapero Eminem en 8 Mile; o de Zac Efron en Charlie St. Cloud; o la de Charlize Theron en The Burning Plane, dirigida por el mexicano Guillermo Arriaga. Además encarnó a la primera dama en The Sentinel, en la que mantiene una relación con el guardaespaldas (Michel Douglas) del presidente.

Pero tres décadas después la impresionante rubia  mantiene su personalidad y su físico espectaculares, a prueba de bombas, de cintas, de críticas y de años, además, según su entorno, no ha pasado por el quirófano para darse unos retoques, y su belleza es natural y espontánea, como su propio carácter.

En estos tiempos en que se mantiene esporádicamente alejada de los focos y las alfombras rojas, y tras su sonado divorcio de Baldwin, con el que tanta amargura compartió en los últimos años hasta decirse adiós, según reconoció ella misma. Su expresión, la mirada fría pero de rompe y rasga, su ternura infranqueable, le dan un toque muy sensual que siempre despertaron el interés masculino.

Aunque la industria cinematográfica no reserva demasiadas alegría a las «maduritas», Basinger está estupenda y todavía le quedan resortes y roles por explotar. Puede decirse que el suyo ha sido un envejecimiento atípico, benevolente hasta cierto punto. Como casi todas a su edad, Basinger ha padecido el abandono de los estudios, aunque no hay nada de anticuado en su aspecto, notoriamente joven para haber acumulado seis décadas a sus espaldas. Dicen de ella que es un tanto excéntrica, siempre tuvo una personalidad fuerte y rompedora, y lo demuestra con papeles como el último con el que ha regresado a la gran pantalla, Third Person, donde comparte cartel con el jovencísimo James Franco y la prometida de Ashton Kutcher, Mila Kunis, entre otros intérpretes. Coprotagoniza también la cinta Grudge Match junto a Robert de Niro y Sylvester Stallone.

Son cintas sin la presión de antaño, sin el ansia por volver a brillar de aquella forma. «No siento presión porque no estoy donde solía estar y no quiero volver allí. Lo estuve y fui muy afortunada, muy querida, con muchas bendiciones. Pero sería muy triste tener 60 años y querer tener 20 otra vez. No es lugar sano para estar».

Es consciente, sin embargo, de que tendrá difícil sacudirse el aura de Nueve semanas y media, un desastre de recaudación en Estados Unidos pero un tremendo éxito a nivel internacional, con las constantes reposiciones en televisión durante décadas. Esa película la elevó a los altares de mito erótico del momento, aunque ahora reniegue de ello. «Rezo cada noche para que este planeta en el futuro piense en algo más que en Nueve semanas y media», dijo la rubia platino. «Pero lo que recuerde la gente de mi poco me importa, la verdad. Estaré muerta para entonces».

En las imágenes de sus últimas apariciones en público, es fácil reconocer a la chica que fue en Nunca digas, nunca jamás, o en Cita a ciegas, sin haber recurrido al antídoto de la mayoría de sus contemporáneas de profesión: el sufrido bisturí. Su única hija se vanaglorió del asunto en el cumpleaños número 59 de su progenitora: «Eres la mujer de belleza natural más guapa que ha habido y que habrá», indicó la joven Ireland Baldwin a través de su cuenta de Twitter, para explicar después que su secreto no fue el Botox ni las operaciones de cirugía plástica, sino el mantenerse alejada permanentemente del sol.

No solo ha logrado esquivar el sol sino también los golpes que le ha dado la vida, desde su difíciles comienzos en Hollywood hasta su bancarrota en 1993 tras comprarse un pueblo en Georgia; y sin olvidarse de su sonado divorcio con el actor Alec Baldwin, con una batalla legal por su hija Ireland que dio la vuelta al mundo por los escabrosos detalles.

Aún así, conserva intacto el candor y la mirada de hielo, además de muchos otros gestos que recuerdan el por qué se hizo grande. Sigue siendo muy guapa, ya de vuelta de todo, sin que la edad le preocupe demasiado aunque sin olvidarse de la muerte, un tema del que ha hablado con psicólogos en más de una ocasión.

«Mentiría si no dijera que le tengo miedo a la muerte. Hablo mucho con psicólogos sobre esto, pero nunca he tenido un plan sobre el envejecimiento. Sólo pretendo vivir cada día y he intentado no vivir en el futuro y para nada en el pasado». No obstante, cuando mira hacia atrás no puede evitar referirse a Baldwin una y otra vez, casi de forma obsesiva, el hombre con el que tuvo a su única hija y con quien mantuvo una enconada batalla judicial por la custodia de la niña.
Kim Basinger
Cuentan los libros de historia reciente del cine que pudo haber aceptado el papel de Durmiendo con su enemigo -el mismo que al final fue a parar a Julia Roberts-, pero que acabó decantándose por Ella siempre dice sí y que eso marcó su destino de una forma inequívoca.

«Deberían pegarme un tiro por haber tomado esa elección. Decidí protagonizar una película con un hombre llamado Alec Baldwin, y si hubiera hecho la otra película, la historia nunca se hubiera escrito tal y como la conocemos», analizó la ganadora de un Oscar. «Así que la historia verdadera es que iba a rodar una película llamada Durmiendo con el enemigo y acabé durmiendo con el enemigo de verdad».

Aquella disputa con Baldwin duró años, una época que el actor recuerda como una de las más tenebrosas de su vida. «Fue tan doloroso que ni siquiera recuerdo lo que hice en cuestiones de trabajo. Fue como estar mirando hacia el abismo durante seis años», dijo en su momento el protagonista de 30 Rock.

En 1998 aparecieron juntos aunque sólo fuera como figuras animadas en la serie de los Simpsons. Es usted Kim Basindscher, dice Homer entusiasmado. "Se dice Ba-sing-er", corrige ella. "Soy un gran fan, señora Basindscher", replicó él. En ese mismo capítulo se enfada el su todavía marido por el Oscar de ella. Lo había recibido apenas un par de meses antes por su papel de belleza misteriosa en L. A. Confidential.

Pero después llegó el proceso de bancarrota para Basinger, producto de una mala inversión en un pueblo de Georgia, Braselton, y de una demanda con un estudio tras abandonar el rodaje de la cinta Mi obsesión por Helena, lo que la obligó a declararse insolvente ante un juez. «Lo perdí todo, cada centavo. Se lo llevaron todo, mis muebles, mis efectos personales. Fue una de las mejores cosas que me podían haber pasado porque aprendí mucho. Lo superé con sentido del humor. Y empiezas a valorar lo que te queda».

Ahora vuelve a tener unas cuentas saneadas a sus 60 años, con una fortuna personal estimada en 38 millones de dólares y con opciones todavía de trabajar en su medio. Aunque sabe que es difícil recuperar la prominencia que tuvo en la industria en su momento, dice tener cuerda para rato en lo que a su carrera cinematográfica se refiere. «Todo está dicho ya, pero hay nuevas posibilidades de decirlo de otra manera. Me encantaría hacer comedia, cantar, bailar, y algo escandaloso que nadie me haya visto hacer, pero no sé qué».


Fuente: ABC.es, El Mundo

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